DCA
Fases
La fase crítica se corresponde con el momento de la lesión cerebral. Durante la fase aguda entramos en el ámbito sanitario a través de la Unidad de Cuidados Intensivos o de la Unidad de Ictus con el objetivo de salvar la vida y mitigar las secuelas con las intervenciones de neurocirugía que sean necesarias. Con la vida salvada lo más urgente es estabilizar al paciente, para lo que se le traslada a planta y se le da la atención de enfermería y sanitaria que sea precisa. En planta también se da algo de rehabilitación física y cambios posturales. Tras la estabilización del paciente pueden pasar uno o dos meses y, cuando no se necesitan más curas, intervenciones o cuidados, se da el alta.
Al alta hospitalaria muchas personas pueden volver a casa aunque necesiten rehabilitación. Incluso suelen ser dados de alta a los quince días de ser estabilizados. Los casos que vuelven al hogar son una oportunidad perdida de rehabilitación de secuelas que convierte a la familia en cuidadora de forma casi prematura y, posiblemente, innecesaria. Si el equipo médico emite un informe en el que se indica la necesidad de rehabilitación específica de daño cerebral, se debería derivar al paciente a una de las siguientes unidades.
En la fase subaguda se da comienzo la rehabilitación específica de daño cerebral adquirido según las necesidades de cada persona. La rehabilitación tiene una duración media de entre 6 y 18 meses, aunque se dice que puede durar hasta 24. Dependerá del caso, de las secuelas a rehabilitar y del equipo que esté realizando la valoración y rehabilitación de la persona con daño cerebral adquirido.
En esta fase comienzan a trabajar las unidades de rehabilitación hospitalaria, las unidades en régimen de hospital de día y las unidades de rehabilitación ambulatoria. El todavía paciente -ya que seguimos en el ámbito de lo sanitario- podría pasar por las tres si fuera necesario y estas unidades podrían estar dentro del mismo hospital que le salvó la vida o en cualquier otro centro. Sea como sea, para acceder a ellas resulta esencial que, al alta, se entregue un informe médico favorable a su acceso.
Aunque cada año hay 104.071 nuevos casos de Daño Cerebral Adquirido, en nuestro país el conjunto de estas plazas en el año 2016 solo sumaba 3.257 plazas, de las que 607 eran públicas. En España existen 19 unidades ambulatorias de rehabilitación, 13 unidades de rehabilitación régimen de hospital de día y 24 unidades hospitalarias de neurorehabilitación.
La fase crónica se inicia una vez que las secuelas se han estabilizado y no hay mejoría con la rehabilitación. En esta fase la atención forma parte del ámbito de lo social. Es habitual que, al no existir coordinación asistencial, al alta de las unidades de rehabilitación, o incluso al alta del hospital en la fase aguda, sea la propia familia la que tenga que buscar los recursos de atención que necesita directamente en lo social. En esta fase debería de haber un doble objetivo: el primero, el mantenimiento de las mejoras logradas durante la rehabilitación a través de terapias de mantenimiento. El segundo, mejorar la integración social y la autonomía personal de la persona con Daño Cerebral Adquirido ofreciéndole estrategias para su día a día y programas ocupacionales o de vuelta al empleo.
En esta fase los recursos más adecuados son las unidades residenciales, los centros de día, los centros especiales de empleo y los pisos tutelados. La realidad es que en nuestro país tan solo contamos con dos pisos tutelados específicos de daño cerebral adquirido, cuatro residencias y un centro especial de empleo. Sí hay más centros de día, 21, pero sus 734 plazas, de las cuales 470 son concertadas y 178 privadas, resultan escasas para la población estimada que vive con daño cerebral adquirido.
